El Sembrador, la Semilla es la Palabra de Dios

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"Padre, perdonalos..."

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ES una maravilla que orara. Las torturas brutales de la crucifixión normalmente producían gritos, maldiciones e improperios dirigidos a los participantes en la ejecución, pero nada de esto sale de los labios del Hijo de Dios. La primera, la cuarta y la séptima de sus palabras son plegarias. Al principio, a medio camino y al final de su agonía clama a su Padre.

No perdió conciencia de su relación con Dios: le llama: “Padre”; ni perdió de vista su misión: no oró diciendo: Perdóname, porque era el Cordero sin mancha y sin contaminación que quita el pecado del mundo. Había venido a buscar y a salvar lo que se había perdido. Al principio de su pasión en la cruz no piensa en el daño que los hombres le hacían a él sino en el que se hacían a sí mismos, y ora “Padre, perdónalos…”. ¡No quites tu misericordia de ellos... aunque no tengas misericordia de mí!

No debemos considerar estas palabras sin tomar en cuenta lo que enseña la Biblia. Cristo no pedía perdón incondicional para todos los que participaron en el crimen de la cruz, ya que esto no sería consecuente con la justicia de Dios ni con la libertad del hombre. Cristo murió para que la justicia y la misericordia de Dios, juntas, ofrecieran perdón al hombre que lo buscara. Dios sólo perdona a individuos que se acercan a él con fe; no a una multitud que no desea ser perdonada.

Al decir: “Padre, perdónalos” Cristo se separaba de la raza humana y sin expresarlo con sus labios decía a su Padre: Y condéname a mí. Esa era la única forma en que Dios podía perdonar al hombre. Cristo pagó lo que no debía, “el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados” (Isaías 53:4,5). Oraba diciendo: Perdónalos, yo llevaré el castigo que merecen.

Esta oración no justifica la ignorancia de los hombres. Los que despreciaron al Mesías y crucificaron al Autor de la Vida tendrían que pagar por ello.

El significado de la oración es aparente en las palabras del apóstol Pedro en el pórtico de Salomón: “Mas ahora, hermanos, sé que por ignorancia lo habéis hecho, como también vuestros gobernantes. Pero Dios ha cumplido así lo que había antes anunciado por boca de todos sus profetas, que su Cristo había de padecer. Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio” (Hechos 3:17-19). Muchos creyeron, y la oración del Salvador fue contestada. Si no hubieran creído hubieran sufrido la consecuencia terrible de su maldad.

Cristo todavía intercede a favor de los pecadores, pero llegará el día cuando él será el Juez que juzgará a los que le despreciaron. Acepte usted la gracia y el perdón que hoy le ofrece.


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