Marzo 13

Mateo 17:1-27Ir a la Biblia en línea (sitio externo)

“EL HIJO DEL HOMBRE”

LO que el Maestro enseña a sus discípulos con respecto a su sufrimiento y muerte, casi siempre lo hace usando para sí este nombre.

Quizá lo hace para recordarnos que fue necesario que se despojara a sí mismo y que participara de carne y sangre para así poder cumplir la misión redentora (Fil. 2:7Biblia; Heb. 2:14Biblia).

Introduce la lección sobre su muerte vicaria con la verdad de que jamás deja de ser Dios (16:16Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.) y con la demostración de que, como tal, demanda obediencia incondicional (compárese 16:22,2322Entonces Pedro, tomándolo aparte, comenzó a reconvenirle, diciendo: Señor, ten compasión de ti; en ninguna manera esto te acontezca. 23Pero él, volviéndose, dijo a Pedro: ¡Quítate de delante de mí, Satanás!; me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres. con 16:24,2524Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. 25Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará.).

Terminada la introducción, vemos que la ley (Moisés) y los profetas (Elías) sostienen un diálogo con un Dios que quiere salvar y una humanidad que lo necesita con urgencia.

Este diálogo, a través de la historia, hace del Mesías lo que se observa en el santo monte: la paz y la misericordia que fluían del Hijo del Hombre, se transforman en sol (justicia) y luz (verdad). Es en la cruz que estas cuatro virtudes se besan (Sal. 85:10La misericordia y la verdad se encontraron; La justicia y la paz se besaron.).

La lección sigue al descender del monte porque en el valle se encuentran con la presencia del pecado y la necesidad de salvación.

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