Marzo 14

Mateo 18:1-35Ir a la Biblia en línea (sitio externo)

“¿NO DEBÍAS TÚ... COMO YO...?”

ESTA frase (v. 33¿No debías tú también tener misericordia de tu consiervo, como yo tuve misericordia de ti?) nos dice que al recibir el perdón de Dios por nuestros pecados, contraemos el deber de perdonar a nuestros semejantes.

Bajo esta interpretación, “todo lo que le debía” (v. 34Entonces su señor, enojado, le entregó a los verdugos, hasta que pagase todo lo que le debía.) no se refiere a los diez mil talentos, sino a la obligación de perdonar como fue perdonado. Note que la sentencia es diferente: venderlo como esclavo (v. 25A éste, como no pudo pagar, ordenó su señor venderle, y a su mujer e hijos, y todo lo que tenía, para que se le pagase la deuda.) y entregarlo a los verdugos (v. 34Entonces su señor, enojado, le entregó a los verdugos, hasta que pagase todo lo que le debía.).

En este capítulo hay tres comparaciones sorprendentes:

1. Nuestras deudas (vs. 24,28A éste, como no pudo pagar, ordenó su señor venderle, y a su mujer e hijos, y todo lo que tenía, para que se le pagase la deuda. A éste, como no pudo pagar, ordenó su señor venderle, y a su mujer e hijos, y todo lo que tenía, para que se le pagase la deuda.). Si tomamos un denario como el salario de un día, y un talento como 6,000 denarios, nuestra deuda con Dios es más de 160 mil años (10,000 talentos), y la de nuestros consiervos es de 100 días (100 denarios). ¿Por qué se nos hace tan difícil perdonarlas?

2. Nuestra grandeza, ¿o será pequeñez? (v. 18De cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra, será atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra, será desatado en el cielo.). Es como si dos partículas de polvo buscaran compararse entre sí teniendo enfrente el vasto universo.

3. Mis ofensas (vs. 10-22Ir a la Biblia en línea (sitio externo)). El amor del Padre “va por los montes a buscar” pues no quiere que me pierda (vs. 12,1412¿Qué os parece? Si un hombre tiene cien ovejas, y se descarría una de ellas, ¿no deja las noventa y nueve y va por los montes a buscar la que se había descarriado? 14Así, no es la voluntad de vuestro Padre que está en los cielos, que se pierda uno de estos pequeños.). Y yo, ¿busco a quien me ofendió para ofrecerle mi perdón o espero que él venga a mí a pedirlo?

¿Hemos aprendido a perdonar como Dios nos perdonó (Ef. 4:3232Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.)?

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