Marzo 27

Mateo 26:1-35Ir a la Biblia en línea (sitio externo)

DOS DERRAMAMIENTOS

PENSEMOS en las dos veces que el Señor usa el verbo derramar (vs. 12,28Porque al derramar este perfume sobre mi cuerpo, lo ha hecho a fin de prepararme para la sepultura. 28porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados.). En la primera, se refiere a la fe que llevó a la mujer a darle el perfume mientras era tiempo. Otras mujeres ya no pudieron hacerlo (Lc. 24:1,2El primer día de la semana, muy de mañana, vinieron al sepulcro, trayendo las especias aromáticas que habían preparado, y algunas otras mujeres con ellas.). En la segunda se refería a su sangre y lo dijo después de haber tomado la copa y dado gracias. Muchos preguntan: ¿Por qué dio gracias el Señor? He aquí una sugerencia.

Cuando bendijo (v. 26Y mientras comían, tomó Jesús el pan, y bendijo, y lo partió, y dio a sus discípulos, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo.) pensaba en la acción del Padre que le dio cuerpo y, poniendo las manos encima, lo envió en su Nombre para reconciliar el mundo a sí (Lv. 16:21y pondrá Aarón sus dos manos sobre la cabeza del macho cabrío vivo, y confesará sobre él todas las iniquidades de los hijos de Israel, todas sus rebeliones y todos sus pecados, poniéndolos así sobre la cabeza del macho cabrío, y lo enviará al desierto por mano de un hombre destinado para esto. ; 2 Co. 5:19que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación.; Heb. 10:5,105Por lo cual, entrando en el mundo dice: Sacrificio y ofrenda no quisiste; Mas me preparaste cuerpo. 10En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre.).

Cuando dio gracias (v. 27Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio, diciendo: Bebed de ella todos), pensaba en que él había sido hecho partícipe de carne y sangre para “destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte”, y daba gracias a Dios por ello, pues nos amaba y deseaba rescatarnos (Heb. 2:14,1514Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, 15y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre.; 9:11,1211Cuando vieron esto los fariseos, dijeron a los discípulos: ¿Por qué come vuestro Maestro con los publicanos y pecadores? 12Al oír esto Jesús, les dijo: Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos.).

Pensar en esto debe enriquecer nuestra adoración. Cuando celebramos la fiesta, al partir el pan, ¿pensamos en el cuerpo que Dios nos dio y en el cual nos ha enviado a servirle (Jn. 20:21Entonces Jesús les dijo otra vez: Paz a vosotros. Como me envió el Padre, así también yo os envío.)? Al dar gracias por la copa, ¿pensamos en nuestra vida y la derramamos a sus pies, como el perfume de la mujer? ¿Nos regocijamos como Pablo frente a la perspectiva de ser derramados en libación ante Dios (Fil. 2:17Y aunque sea derramado en libación sobre el sacrificio y servicio de vuestra fe, me gozo y regocijo con todos vosotros.)?

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