Junio 3

Génesis 30:25-31:16Ir a la Biblia en línea (sitio externo)

JACOB Y LABÁN

HABIENDO servido a Labán catorce años por sus hijas, Jacob quiso regresar a su tierra, pero el suegro lo convenció a quedarse con él más tiempo. Ahora Jacob recibiría como salario parte de la cría de los animales que cuidaba.

En vez de confiar en Dios y en su promesa de prosperarle, Jacob echó mano de trucos que usó con astucia para incrementar su rebaño. Siguió sembrando para después cosechar. Más tarde leeremos que diez veces cambió Labán las condiciones del salario, pero es importante notar que Dios vio todo lo que hacía Labán con Jacob (31:12Y él dijo: Alza ahora tus ojos, y verás que todos los machos que cubren a las hembras son listados, pintados y abigarrados; porque yo he visto todo lo que Labán te ha hecho. ).

Aunque la conducta de Jacob en casa de Labán dista mucho de ser ejemplar, Labán tuvo que admitir que Dios le había bendecido por causa de Jacob (30:27,3027Y Labán le respondió: Halle yo ahora gracia en tus ojos, y quédate; he experimentado que Jehová me ha bendecido por tu causa. 30Porque poco tenías antes de mi venida, y ha crecido en gran número, y Jehová te ha bendecido con mi llegada; y ahora, ¿cuándo trabajaré también por mi propia casa? ). Once hijos y a lo menos una hija nacieron durante su estancia en Harán, y la casa de Jacob fue “edificada” (Rut 4:11Y dijeron todos los del pueblo que estaban a la puerta con los ancianos: Testigos somos. Jehová haga a la mujer que entra en tu casa como a Raquel y a Lea, las cuales edificaron la casa de Israel; y tú seas ilustre en Efrata, y seas de renombre en Belén.).

Dios siempre cumple sus promesas, y Jacob reconoció que la buena mano de Dios estaba sobre él (31:5,9,425y les dijo: Veo que el semblante de vuestro padre no es para conmigo como era antes; mas el Dios de mi padre ha estado conmigo. 9Así quitó Dios el ganado de vuestro padre, y me lo dio a mí. 42Si el Dios de mi padre, Dios de Abraham y temor de Isaac, no estuviera conmigo, de cierto me enviarías ahora con las manos vacías; pero Dios vio mi aflicción y el trabajo de mis manos, y te reprendió anoche.).

Cuando las cosas salen bien, ¿lo atribuimos a nuestra inteligencia o capacidad? o, ¿damos gracias a Dios por sus intervenciones a favor nuestro?

“El Sembrador”
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