Dios dio el diseño y el Espíritu de Dios puso en el corazón del pueblo tanto el querer como el hacer su voluntad.
Este capítulo describe la construcción del altar de bronce, la fuente de bronce y las cortinas, columnas y basas del atrio. Dios dio medidas y todos los detalles del altar, que habla de la cruz y de la obra de redención efectuada allí. No dejó nada al criterio humano.
Así sucede con el evangelio que predicamos y con el servicio que Dios quiere de nosotros. Hagamos todo de acuerdo a la voluntad de Dios revelada en el Nuevo Testamento, cuidando de obedecer cada detalle, aun los que nos parezcan pequeños, y hagámoslo en el poder del Espíritu Santo.
Es triste comprobar que mucho de lo que se hace en la iglesia hoy es por imitación o porque nos parece bien, pasando por alto la revelación de los propósitos de Dios asentados en las epístolas.
Las mujeres aportaron el material para la fuente: dieron sus espejos para ello. Estas mujeres piadosas dieron voluntariamente lo que debió ser para ellas una posesión muy preciada.