Hoy el pueblo judío sigue esperando la venida del Mesías, sin darse cuenta que ya vino en la persona bendita de Cristo. Por su rebeldía, Dios les dio espíritu de estupor, ojos que no ven y oídos que no oyen (Ro. 11:8como está escrito: Dios les dio espíritu de estupor, ojos con que no vean y oídos con que no oigan, hasta el día de hoy.).
Han sufrido desprecios, persecución y muerte, pero su mirada todavía no está puesta en Aquél que un día los eligió para que fueran su pueblo y él fuera su Dios. Pero, con todo eso, Dios no olvida su promesa y aún los ama.
Al fin llegará el Mesías y terminarán sus tribulaciones (vs. 16-1816Jehová, en la tribulación te buscaron; derramaron oración cuando los castigaste. 17Como la mujer encinta cuando se acerca el alumbramiento gime y da gritos en sus dolores, así hemos sido delante de ti, oh Jehová. 18Concebimos, tuvimos dolores de parto, dimos a luz viento; ninguna liberación hicimos en la tierra, ni cayeron los moradores del mundo.). Sus ojos serán abiertos y conocerán a Aquel que traspasaron cuando murió en la cruz por ellos después de que lo rechazaron (Jn. 1:11A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron.; Ap. 1:7He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él. Sí, amén.).
Este cántico que ellos entonarán podemos hacerlo nuestro hoy. Podemos decir: “Fuerte ciudad tenemos,... cuya arquitecto y constructor es Dios” (v. 1En aquel día cantarán este cántico en tierra de Judá: Fuerte ciudad tenemos; salvación puso Dios por muros y antemuro.; Heb. 11:10porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios.). Dentro de sus muros y antemuros de salvación podemos exclamar: “Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado” (v. 3Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado. ). “Tu nombre y tu memoria son el deseo de nuestra alma” (v. 8También en el camino de tus juicios, oh Jehová, te hemos esperado; tu nombre y tu memoria son el deseo de nuestra alma. ).