Dos invitaciones (vs. 5,225Venid, oh casa de Jacob, y caminaremos a la luz de Jehová.
22Dejaos del hombre, cuyo aliento está en su nariz; porque ¿de qué es él estimado?) enmarcan la triste descripción de la casa de Jacob. Había costumbres del oriente: sensualidad en vez de aflicción de espíritu; agoreros en vez de profetas; plata y oro que habían hecho olvidar al Dador de todo bien; caballos (fuerza militar) que les estaban prohibidos, pues su fortaleza debía ser en Jehová; ídolos que habían tomado el lugar que le pertenece sólo a Dios.
“¡Métete en la peña!” es la indicación del profeta después de acabar su descripción (v. 10Métete en la peña, escóndete en el polvo, de la presencia temible de Jehová, y del resplandor de su majestad.). Aquí hay otro punto de contacto con Deuteronomio 32Biblia en línea (ver introducciónIntroducción a Isaias ): habían menospreciado a “la ROCA de su salvación” (Dt. 32:15Pero engordó Jesurún, y tiró coces
(Engordaste, te cubriste de grasa);
Entonces abandonó al Dios que lo hizo,
Y menospreció la Roca de su salvación.) y se habían asegurado con recursos propios. Pero en el día de Jehová, cuando destruirá a todo soberbio y altivo, junto con los montes altos (religión), torres altas (fuerza militar) y naves de Tarsis (comercio), entonces huirán a las peñas porque la Roca ya no estará, pero esas peñas no podrán esconderlos (vs. 12,19,2112Porque día de Jehová de los ejércitos vendrá sobre todo soberbio y altivo, sobre todo enaltecido, y será abatido
19Y se meterán en las cavernas de las peñas y en las aberturas de la tierra, por la presencia temible de Jehová, y por el resplandor de su majestad, cuando él se levante para castigar la tierra.
21y se meterá en las hendiduras de las rocas y en las cavernas de las peñas, por la presencia formidable de Jehová, y por el resplandor de su majestad, cuando se levante para castigar la tierra. ).
Como resultado del culto al hombre (cedros y encinas) vendrá el anticristo. Por eso la advertencia del versículo 22Dejaos del hombre, cuyo aliento está en su nariz; porque ¿de qué es él estimado?.
¡Alejémonos de todo lo demás y andemos a la luz de la Roca que es Cristo!