Enero 15

Salmo 56:1-13Ir a la Biblia en línea (sitio externo)

TEMOR Y FE

En este salmo el escritor exhibe estas dos actitudes, pero triunfa la fe puesta en un Dios poderoso. El salmo tiene dos partes que terminan con las mismas palabras (vs. 1-41 Ten misericordia de mí, oh Dios, porque me devoraría el hombre; Me oprime combatiéndome cada día. 2 Todo el día mis enemigos me pisotean; Porque muchos son los que pelean contra mí con soberbia. 3 En el día que temo, Yo en ti confío. 4 En Dios alabaré su palabra; En Dios he confiado; no temeré; ¿Qué puede hacerme el hombre?; 5-115 Todos los días ellos pervierten mi causa; Contra mí son todos sus pensamientos para mal. 6 Se reúnen, se esconden, Miran atentamente mis pasos, Como quienes acechan a mi alma. 7 Pésalos según su iniquidad, oh Dios, Y derriba en tu furor a los pueblos. 8 Mis huidas tú has contado; Pon mis lágrimas en tu redoma; ¿No están ellas en tu libro? 9 Serán luego vueltos atrás mis enemigos, el día en que yo clamare; Esto sé, que Dios está por mí. 10 En Dios alabaré su palabra; En Jehová su palabra alabaré. 11 En Dios he confiado; no temeré; ¿Qué puede hacerme el hombre?) y a esto le sigue una conclusión lógica (vs. 12,1312 Sobre mí, oh Dios, están tus votos; Te tributaré alabanzas. 13 Porque has librado mi alma de la muerte, Y mis pies de caída, Para que ande delante de Dios En la luz de los que viven.).

Si Dios ha librado nuestra alma de la muerte y nuestros pies de caer, es para que andemos delante de él en luz. David tenía muchos enemigos en su contra (v. 2Todo el día mis enemigos me pisotean; Porque muchos son los que pelean contra mí con soberbia. y 55:18El redimirá en paz mi alma de la guerra contra mí, Aunque contra mí haya muchos.), pero pudo decir: “Esto sé, que Dios está por mí” (v. 9Serán luego vueltos atrás mis enemigos, el día en que yo clamare; Esto sé, que Dios está por mí.). Pablo dice algo parecido: “Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?” (Ro. 8:31¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?).

Primero el salmista muestra una actitud buena: “En el día que temo, yo en ti confío” (v. 3En el día que temo, Yo en ti confío.); pero más adelante logra algo mucho mejor: “En Dios he confiado; no temeré” (vs. 4,114 En Dios alabaré su palabra; En Dios he confiado; no temeré; ¿Qué puede hacerme el hombre? 11 En Dios he confiado; no temeré; ¿Qué puede hacerme el hombre?).

Este salmo, como tantos otros, es intensamente personal. Describe las experiencias de David, tanto como las nuestras. Es esta característica la que hace que los salmos sean una de las partes más amadas de la Biblia y de las más fáciles de comprender y de apropiar.

En nuestros tiempos de temores y de lágrimas aprendamos a confiar en Dios.

“El Sembrador”
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