En vez de echar leña sobre el fuego de la rencilla, el buen uso de la lengua puede apagarlo (v. 1La blanda respuesta quita la ira; Mas la palabra áspera hace subir el furor.). El sabio conoce cuándo hablar y es provechoso oírle; el necio no deja de hablar y es un martirio tener que escucharle (v. 2La lengua de los sabios adornará la sabiduría; Mas la boca de los necios hablará sandeces.).
Dios nos ve (v. 3Los ojos de Jehová están en todo lugar, Mirando a los malos y a los buenos.). ¿Qué ve en mí hoy? La lengua puede esparcir la Palabra de vida o puede quebrantar el espíritu (vs. 4,74 La lengua apacible es árbol de vida; Mas la perversidad de ella es quebrantamiento de espíritu. 7 La boca de los sabios esparce sabiduría; No así el corazón de los necios.).
El mejor tratamiento de belleza para el rostro es un corazón alegre (v. 13El corazón alegre hermosea el rostro; Mas por el dolor del corazón el espíritu se abate.), y son nuestras palabras, dichas a su tiempo, las que pueden llevar alegría a los corazones.
El corazón entendido busca sabiduría (v. 14El corazón entendido busca la sabiduría; Mas la boca de los necios se alimenta de necedades.) y ésta es indispensable para hablar palabras buenas. Hay prioridades temporales y eternas que haremos bien en aplicar (vs. 16,1716 Mejor es lo poco con el temor de Jehová, Que el gran tesoro donde hay turbación. 17 Mejor es la comida de legumbres donde hay amor, Que de buey engordado donde hay odio.; 1 Ti. 6:6Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento;).
Vale la pena subrayar el uso repetido de: “Mejor es...” en este Libro de Proverbios y llevar una lista de todas las veces que ocurre.
“La palabra a su tiempo, ¡cuán buena es!” (v. 23El hombre se alegra con la respuesta de su boca; Y la palabra a su tiempo, ¡cuán buena es!), pero el tiempo pasa y a veces nos quedamos sin pronunciarla. Alguno está esperando nuestras palabras hoy. Busquémoslo y alegremos su corazón para, también, hermosear su rostro.