Estas palabras se refieren al templo de Jerusalén y las ocasiones cuando éste sería derribado: la invasión romana (Año 70 A.D.) y la del Anticristo (Año 3.5 de la tribulación). Lo que leímos se ha de interpretar en este contexto y aunque no podamos generalizar todas las lecciones, muchas sí son para nosotros. Satanás puede engañarnos con respecto a:
1) La base de nuestra fe: Cristo (v. 6porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y engañarán a muchos.).
Doctrinas, religiones, personas y muchas cosas se han levantado pidiendo que pongamos en ellas nuestra fe.
2) La prueba de nuestra fe (v. 9Pero mirad por vosotros mismos; porque os entregarán a los concilios, y en las sinagogas os azotarán; y delante de gobernadores y de reyes os llevarán por causa de mí, para testimonio a ellos.).
En los tiempos de adversidad y prueba estamos propensos a creer que Dios nos ha abandonado, siendo la verdad todo lo contrario, pues él nos está purificando mediante el sufrimiento (1 P. 1:6,76En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, 7para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo,).
3) El poder de nuestra fe (v. 22Porque se levantarán falsos Cristos y falsos profetas, y harán señales y prodigios, para engañar, si fuese posible, aun a los escogidos.).
Cuando a nuestro alrededor muchos efectúan prodigios y milagros estamos propensos a creer que hemos caído del favor de Dios porque no podemos hacer esas cosas. Ante esta situación el Maestro nos amonesta: “Mirad; os lo he dicho todo antes” (v. 23Mas vosotros mirad; os lo he dicho todo antes.). Que se caigan las piedras, pero que no se desmorone nuestra fe.