Puntualicemos sólo algunas de las que leímos hoy:
Obedecer a nuestros padres (v. 3Cada uno temerá a su madre y a su padre, y mis días de reposo* guardaréis. Yo Jehová vuestro Dios.).
Guardarse de toda idolatría (v. 4No os volveréis a los ídolos, ni haréis para vosotros dioses de fundición. Yo Jehová vuestro Dios.).
Cuidar de nuestra alimentación (v. 5Y cuando ofreciereis sacrificio de ofrenda de paz a Jehová, ofrecedlo de tal manera que seáis aceptos. ). La ofrenda de paz se comía.
Compartir con liberalidad lo que Dios nos da (vs. 9,109Cuando siegues la mies de tu tierra, no segarás hasta el último rincón de ella, ni espigarás tu tierra segada. 10Y no rebuscarás tu viña, ni recogerás el fruto caído de tu viña; para el pobre y para el extranjero lo dejarás. Yo Jehová vuestro Dios.).
No hacer opresión, injusticia o tomar ventaja sobre el prójimo (vs. 13-1513No oprimirás a tu prójimo, ni le robarás. No retendrás el salario del jornalero en tu casa hasta la mañana. 14No maldecirás al sordo, y delante del ciego no pondrás tropiezo, sino que tendrás temor de tu Dios. Yo Jehová. 15No harás injusticia en el juicio, ni favoreciendo al pobre ni complaciendo al grande; con justicia juzgarás a tu prójimo.).
No ser chismosos (v. 16No andarás chismeando entre tu pueblo. No atentarás contra la vida de tu prójimo. Yo Jehová.): esto es comparable con atentar contra la vida.
Razonar con el que me ha ofendido y no guardarle rencor. ¿Consecuencias de no hacerlo? Si no platico con él, soy tan pecador como él (v. 17No aborrecerás a tu hermano en tu corazón; razonarás con tu prójimo, para que no participes de su pecado.).
Dar de nuestro fruto primeramente a Dios (vs. 24,2524Y el cuarto año todo su fruto será consagrado en alabanzas a Jehová. 25Mas al quinto año comeréis el fruto de él, para que os haga crecer su fruto. Yo Jehová vuestro Dios.).
Estimar la vida, reconocer que está en manos de Dios (v. 26No comeréis cosa alguna con sangre. No seréis agoreros, ni adivinos.).
No hacerse señales en el cuerpo (vs. 27,2827No haréis tonsura en vuestras cabezas, ni dañaréis la punta de vuestra barba. 28Y no haréis rasguños en vuestro cuerpo por un muerto, ni imprimiréis en vosotros señal alguna. Yo Jehová.): es templo de Dios (1 Co. 6:19¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?).
No vender a los hijos (v. 29No contaminarás a tu hija haciéndola fornicar, para que no se prostituya la tierra y se llene de maldad.). Son de Dios y están a nuestro cuidado.
Honrar lo que es de Dios (v. 30Mis días de reposo* guardaréis, y mi santuario tendréis en reverencia. Yo Jehová.).
Confiar en Dios para el futuro; no consultar a adivinos (v. 31No os volváis a los encantadores ni a los adivinos; no los consultéis, contaminándoos con ellos. Yo Jehová vuestro Dios.).
Respetar las canas: la experiencia de los que han vivido más que nosotros ha de ser valiosa a nuestros ojos (v. 32Delante de las canas te levantarás, y honrarás el rostro del anciano, y de tu Dios tendrás temor. Yo Jehová.).
Pudiéramos enumerar más, pero estas catorce, que no necesitan mayor comentario para ver su aplicación en nuestros días, realzan aún más la lección de ayer: Las normas morales de Dios no cambian.