Cuando había dos animales, uno con defecto y otro perfecto, habría también la tentación de quemar en holocausto el primero y comer con la familia el segundo. Dios advierte contra esto y permite, sólo para lo segundo, el uso de algún animal con un defecto de nacimiento (v. 23Buey o carnero que tenga de más o de menos, podrás ofrecer por ofrenda voluntaria; pero en pago de voto no será acepto. ).
Todo lo que se entrega a Dios ha de ser perfecto. En nuestros días podríamos ser legalistas y criticar a los que ponen en las ofrendas billetes rotos o monedas defectuosas que no pueden cambiar en el comercio; pero la lección es mucho más profunda que esto.
Estos son algunos ejemplos:
a) El hombre que al levantarse va corriendo a su trabajo y, al final del día, ya cansado y fatigado, aparta un momento para estar con Dios.
b) El estudiante que usa sus mejores momentos para estudiar historia, biología, matemáticas... y al final, cuando ya está aburrido, toma en sus manos la Biblia.
c) El ama de casa que el domingo se levanta temprano para arreglar su casa y hacer la comida y cuando llega a congregarse con sus hermanos... ¡se duerme!
Cuidémonos de estas faltas. Demos a Dios sólo lo mejor.