¡El tercer período de opresión duró veinte años (v. 3Entonces los hijos de Israel clamaron a Jehová, porque aquél tenía novecientos carros herrados, y había oprimido con crueldad a los hijos de Israel por veinte años.)! Recuerde lo que anotamos ayer. Jabín, rey de Canaán, y Sísara, el capitán de su ejército, oprimieron con crueldad a Israel. Un Jabín fue derrotado por Josué y Hazor fue destruida con fuego (Jos. 11:10,1110Y volviendo Josué, tomó en el mismo tiempo a Hazor, y mató a espada a su rey; pues Hazor había sido antes cabeza de todos estos reinos. 11Y mataron a espada todo cuanto en ella tenía vida, destruyéndolo por completo, sin quedar nada que respirase; y a Hazor pusieron fuego.). El Jabín de este capítulo es otro, y es sucesor de aquél; esto nos enseña que Satanás puede levantar a enemigos, ya vencidos, para que nos vuelvan a oprimir.
¡Cuántas veces en la historia de la iglesia y en nuestra experiencia personal, un enemigo, vencido años ha, regresa con nueva fuerza y nos derrota! Debemos orar, velar y no descansar sobre laureles de victorias añejas.
Cuando el pueblo clama a Dios él usa a una mujer para llamar a Barac y animarle en la lucha contra el enemigo. Débora se sentaba bajo una palmera entre Ramá y Bet-el. La palmera es símbolo de prosperidad espiritual (Sal. 92:12El justo florecerá como la palmera; Crecerá como cedro en el Líbano.). Ramá significa “alturas” y Bet-el “casa de Dios”. Si queremos tener influencia como la de Débora, vivamos bajo nuestra palmera, sentados con Cristo en “lugares celestiales” (Ef. 1:3,203Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo 20la cual operó en Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a su diestra en los lugares celestiales; 2:6y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús; 3:10para que la multiforme sabiduría de Dios sea ahora dada a conocer por medio de la iglesia a los principados y potestades en los lugares celestiales), disfrutando comunión en nuestra “casa de Dios” (1 Ti. 3:15para que si tardo, sepas cómo debes conducirte en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, columna y baluarte de la verdad.; Heb. 10:25no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.).