Ignoramos los detalles del pecado que trajo la maldición sobre Jericó, pero sabemos que los cananeos se habían corrompido delante de Jehová y Dios había decretado su total exterminio para limpiar la tierra de sus costumbres corruptas (Dt. 7:1-51Cuando Jehová tu Dios te haya introducido en la tierra en la cual entrarás para tomarla, y haya echado de delante de ti a muchas naciones, al heteo, al gergeseo, al amorreo, al cananeo, al ferezeo, al heveo y al jebuseo, siete naciones mayores y más poderosas que tú, 2y Jehová tu Dios las haya entregado delante de ti, y las hayas derrotado, las destruirás del todo; no harás con ellas alianza, ni tendrás de ellas misericordia. 3Y no emparentarás con ellas; no darás tu hija a su hijo, ni tomarás a su hija para tu hijo. 4Porque desviará a tu hijo de en pos de mí, y servirán a dioses ajenos; y el furor de Jehová se encenderá sobre vosotros, y te destruirá pronto. 5Mas así habéis de hacer con ellos: sus altares destruiréis, y quebraréis sus estatuas, y destruiréis sus imágenes de Asera, y quemaréis sus esculturas en el fuego.; 12:29-3229Cuando Jehová tu Dios haya destruido delante de ti las naciones adonde tú vas para poseerlas, y las heredes, y habites en su tierra, 30guárdate que no tropieces yendo en pos de ellas, después que sean destruidas delante de ti; no preguntes acerca de sus dioses, diciendo: De la manera que servían aquellas naciones a sus dioses, yo también les serviré. 31No harás así a Jehová tu Dios; porque toda cosa abominable que Jehová aborrece, hicieron ellos a sus dioses; pues aun a sus hijos y a sus hijas quemaban en el fuego a sus dioses. 32Cuidarás de hacer todo lo que yo te mando; no añadirás a ello, ni de ello quitarás.).
Esta ciudad, la primera en caer, debería quedar sin reedificar (v. 26En aquel tiempo hizo Josué un juramento, diciendo: Maldito delante de Jehová el hombre que se levantare y reedificare esta ciudad de Jericó. Sobre su primogénito eche los cimientos de ella, y sobre su hijo menor asiente sus puertas.). Sería otro testigo mudo para las generaciones venideras de lo que Dios hace al pueblo idólatra. Los muros caerían y la ciudad que estaba “cerrada, bien cerrada” (v. 1Ahora, Jericó estaba cerrada, bien cerrada, a causa de los hijos de Israel; nadie entraba ni salía. ) quedaría abierta para que fuera hollada por el pueblo vencedor.
Había tres acciones claras que efectuar:
1. Con la espada, quitar la vida a todo ser viviente (v. 21Y destruyeron a filo de espada todo lo que en la ciudad había; hombres y mujeres, jóvenes y viejos, hasta los bueyes, las ovejas, y los asnos.).
2. Con el fuego, quemar la ciudad por completo (v. 24Y consumieron con fuego la ciudad, y todo lo que en ella había; solamente pusieron en el tesoro de la casa de Jehová la plata y el oro, y los utensilios de bronce y de hierro.).
3. Con sus manos, recoger el botín que sería para Jehová. Objetos de metal que no habían sido destruidos por el fuego (v. 19Mas toda la plata y el oro, y los utensilios de bronce y de hierro, sean consagrados a Jehová, y entren en el tesoro de Jehová.).
Pero había una excepción: Rahab, los suyos y sus posesiones (v. 25Mas Josué salvó la vida a Rahab la ramera, y a la casa de su padre, y a todo lo que ella tenía; y habitó ella entre los israelitas hasta hoy, por cuanto escondió a los mensajeros que Josué había enviado a reconocer a Jericó.). Al momento de caer los muros ella estaba dentro de la casa marcada por el cordón de grana. Imitemos su fe.