En la toma de decisiones se observan dos casos extremos: (a) El que piensa tanto que deja pasar la oportunidad y al fin ha de tomar lo que queda o lo que tal vez no quiere, y (b) el que no piensa nada y toma lo primero que se le ocurre. Notemos en este contexto lo que Josué enseña:
1. Lo inminente de la decisión: “Escogeos hoy” (v. 15Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová.).
Frente a Dios no hay mañana y no decidir, es despreciarlo. Si decidimos decidir mañana esto significa que estamos rechazándolo hoy. Quedar absortos en meditaciones es quedarnos con las dudas que propone Satanás. Las pruebas que Dios ofrece son contundentes. El poder y la misericordia de Dios demandan el ejercicio de nuestra fe. ¡Escojamos hoy!
2. Lo importante de la decisión.
La decisión no involucra recibir más o menos; es tener todo o nada, es ser prosperados o consumidos (v. 20Si dejareis a Jehová y sirviereis a dioses ajenos, él se volverá y os hará mal, y os consumirá, después que os ha hecho bien. ). Si entendiéramos esto no aplazaríamos la decisión.
3. Lo implicado en esta decisión.
Se refiere no sólo a convencerse de qué es lo bueno y qué es lo malo. A las palabras del pueblo (vs. 16-1816Entonces el pueblo respondió y dijo: Nunca tal acontezca, que dejemos a Jehová para servir a otros dioses; 17porque Jehová nuestro Dios es el que nos sacó a nosotros y a nuestros padres de la tierra de Egipto, de la casa de servidumbre; el que ha hecho estas grandes señales, y nos ha guardado por todo el camino por donde hemos andado, y en todos los pueblos por entre los cuales pasamos. 18Y Jehová arrojó de delante de nosotros a todos los pueblos, y al amorreo que habitaba en la tierra; nosotros, pues, también serviremos a Jehová, porque él es nuestro Dios.) Josué respondió: “No podréis” (v. 19Entonces Josué dijo al pueblo: No podréis servir a Jehová, porque él es Dios santo, y Dios celoso; no sufrirá vuestras rebeliones y vuestros pecados.). Lo que Dios busca son acciones que respalden la decisión de quitar lo malo (v. 23Quitad, pues, ahora los dioses ajenos que están entre vosotros, e inclinad vuestro corazón a Jehová Dios de Israel. ). No es sólo saber que Jesús es Salvador: es confesarlo como Señor (Ro. 10:9,109que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. 10Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. ).