Abías reinó tres años y de sus malas obras y corazón imperfecto delante de Dios, el Libro de Crónicas no dice nada. Lo referimos por las reformas que tuvo que hacer su hijo Asa y lo confirmamos al leer su historia en 1 Reyes.
Hoy leímos de una guerra en la cual Jeroboam tenía 800,000 soldados y Abías la mitad. Un rey confiaba en su ejército y el otro en las promesas de Dios, lo que expresa en un discurso notable. Nos llama la atención la frase: “bajo pacto de sal” (v. 5¿No sabéis vosotros que Jehová Dios de Israel dio el reino a David sobre Israel para siempre, a él y a sus hijos, bajo pacto de sal?). En el oriente existe la costumbre que cuando un huésped es recibido en la tienda de su anfitrión y comparten alimentos, en efecto ratifican un pacto inviolable de amistad y protección. Esto es lo que se entiende por “pacto de sal” y así fue el pacto de Dios con David: inviolable.
Abías termina su discurso con otra afirmación notable: “Dios está con nosotros por jefe” (v. 12Y he aquí Dios está con nosotros por jefe, y sus sacerdotes con las trompetas del júbilo para que suenen contra vosotros. Oh hijos de Israel, no peleéis contra Jehová el Dios de vuestros padres, porque no prosperaréis.). Nos gusta decir que Dios está con nosotros, pero muchas veces sólo pensamos en él como ayudador, protector, como el que suple nuestras necesidades, pero se nos olvida que está con nosotros como “jefe”. Aprendamos a pensar de él, en primer término, como nuestro Maestro y Señor.