Esta parte de la historia de Ezequías se encuentra con mayores detalles en 2 Reyes y en Isaías. Aquí no aparece su oración ni la intervención de Isaías, pero hay algo que no aparece en los otros relatos y es el mensaje al pueblo: “habló al corazón de ellos” (vs. 6-86Puso capitanes de guerra sobre el pueblo, los hizo reunir en la plaza de la puerta de la ciudad, y les habló al corazón, diciendo: 7«Esforzaos y animaos; no temáis ni tengáis miedo del rey de Asiria, ni de toda la multitud que con él viene; porque más hay con nosotros que con él. 8Con él está el brazo de carne, pero con nosotros está Jehová, nuestro Dios, para ayudarnos y pelear nuestras batallas». Y el pueblo tuvo confianza en las palabras de Ezequías, rey de Judá.).
Al principio del capítulo leemos: “Después de estas cosas y de esta fidelidad, vino Senaquerib”. Esta es una experiencia que todos hemos tenido. Cuando hay entusiasmo y progreso en la obra del Señor, viene el enemigo para echarlo todo a perder. ¿Por qué permite Dios esto? La prueba de nuestra fe es necesaria (1 P. 1:7para que, sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro (el cual, aunque perecedero, se prueba con fuego), sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo.), es como el oro que se purifica con fuego.
Notemos la preparación que hizo Ezequías:
1) Cegó todas las fuentes para privar al enemigo de refrigerio (vs. 3,43consultó con sus príncipes y sus hombres valientes y les propuso cegar las fuentes de agua que estaban fuera de la ciudad; y ellos lo apoyaron. 4Entonces se reunió mucho pueblo, y cegaron todas las fuentes y el arroyo que corría a través del territorio, diciendo: «¿Por qué han de hallar los reyes de Asiria muchas aguas cuando vengan?».). Tal vez hay cosas en nuestras vidas que ayudan al enemigo. ¡Quitémoslas!
2) Edificó muros y torres (v. 5Con ánimo resuelto edificó luego Ezequías todos los muros caídos, e hizo alzar las torres y otro muro por fuera; fortificó además a Milo, en la Ciudad de David, y también hizo muchas espadas y escudos.). Hagamos lo mismo, poniendo las promesas de Dios entre nosotros y nuestros enemigos.
3) Hizo muchas espadas y escudos (v. 5Con ánimo resuelto edificó luego Ezequías todos los muros caídos, e hizo alzar las torres y otro muro por fuera; fortificó además a Milo, en la Ciudad de David, y también hizo muchas espadas y escudos.). Sepamos usar la Palabra que es “la espada del Espíritu” (Ef. 6:17Tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios.) y “el escudo de la fe” (Ef. 6:16Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno.).
4) Puso su esperanza en Dios (vs. 7,87«Esforzaos y animaos; no temáis ni tengáis miedo del rey de Asiria, ni de toda la multitud que con él viene; porque más hay con nosotros que con él. 8Con él está el brazo de carne, pero con nosotros está Jehová, nuestro Dios, para ayudarnos y pelear nuestras batallas». Y el pueblo tuvo confianza en las palabras de Ezequías, rey de Judá.). ¡Esto fue lo principal!