Este episodio nos enseña que lo mejor no es un derroche de actividad sino el estar seguros de que lo que hacemos es la voluntad de Dios.
David, Natán y el pueblo tenían propósitos muy nobles, pero los planes de Dios eran otros. David no era la persona indicada y no había llegado el momento apropiado.
Dios usa la historia para pintar cuadros proféticos y los reinados de David y Salomón son simbólicos del reinado de Cristo que está a la vista en el versículo 12El me edificará casa, y yo confirmaré su trono eternamente..
David representa la primera venida con su ocupación como pastor, su rechazo y sus victorias.
Salomón anticipa detalles de la segunda venida, en particular las condiciones milenarias.
David hizo bien al tener estos propósitos en su corazón, pero hizo mejor aún al aceptar la voluntad de Dios sin rencor o desánimo. Al contrario, la revelación de los propósitos de Dios crea en David asombro y adoración (vs. 16-27IR A LA BIBLIA EN LÍNEA). Daniel, Pablo y Juan reaccionaron de la misma manera. Cuando Dios escoge a otro para hacer lo que nosotros queremos hacer solemos reaccionar con envidia. Es mejor encontrar, como David, otro “motivo para orar” (v. 25Porque tú, Dios mío, revelaste al oído a tu siervo que le has de edificar casa; por eso ha hallado tu siervo motivo para orar delante de ti.).