Las intrigas y los problemas relacionados con el principio del reinado de Salomón registrados en 1 Reyes 1-3 no aparecen aquí. Esto concuerda con el propósito de los Libros de Crónicas, anotado en la introducción a estos dos libros. Aquí sólo leemos cómo Dios cumple su promesa a David: Salomón ocupa el trono y Dios está con él.
La primera acción del nuevo rey es ofrecer holocaustos (v. 6Subió, pues, Salomón allá delante de Jehová, al altar de bronce que estaba en el tabernáculo de reunión, y ofreció sobre él mil holocaustos.). Dios acepta este acto de adoración y esa misma noche se acerca al joven rey y le dice: “Pídeme lo que quieras que yo te dé” (v. 7Y aquella noche apareció Dios a Salomón y le dijo: Pídeme lo que quieras que yo te dé.). En la Biblia no se puede precisar la edad de Salomón, pero los historiadores hebreos le atribuyen de 12 a 15 años en el día de su coronación. Salomón responde a Dios con humildad y fe, y Dios le da más de lo que pide.
No sintamos envidia de Salomón porque Dios, hoy, nos hace una oferta parecida. Si no la sabemos ya de memoria busquemos las promesas registradas en Mateo 7:7Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. y Juan 14:13Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.. La oferta que nos hace Dios es tan grande como la que le hizo a Salomón.
¿Qué es lo que más necesitamos? Pensémoslo bien y pidámoslo a Dios con fe. Dios promete darnos más de lo que podemos pedir o pensar (Ef. 3:20Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros).