En el segundo Libro de Samuel, esta lista aparece al final de la historia del reinado de David, pero aquí está al principio. Los hombres que le fueron leales cuando andaba huyendo de Saúl hallan recompensa a su fidelidad al ser llamados a compartir la administración del reino. Cristo hará lo mismo con los que le sirven con fidelidad.
Conozcamos a algunos de estos héroes:
Jasobeam era capaz de ir solo contra trescientos soldados enemigos y ganar la batalla (v. 11Y este es el número de los valientes que David tuvo: Jasobeam hijo de Hacmoni, caudillo de los treinta, el cual blandió su lanza una vez contra trescientos, a los cuales mató.).
Eleazar supo defender una parcela de cebada contra un ataque de los filisteos (vs. 12-1412Tras de éste estaba Eleazar hijo de Dodo, ahohíta, el cual era de los tres valientes. 13Este estuvo con David en Pasdamim, estando allí juntos en batalla los filisteos; y había allí una parcela de tierra llena de cebada, y huyendo el pueblo delante de los filisteos, 14se pusieron ellos en medio de la parcela y la defendieron, y vencieron a los filisteos, porque Jehová los favoreció con una gran victoria.). Debemos defender nuestra herencia espiritual contra los ataques del racionalismo y materialismo actuales con el mismo fervor.
El incidente del agua del pozo de Belén es bella ilustración de amor y devoción hasta la muerte. David no dio una orden. Bastó con que expresara un deseo para que tres de sus seguidores arriesgaran sus vidas para complacerle. ¿Somos capaces de correr riesgos para dar satisfacciones al Hijo de David? Junto al pozo de Sicar, Cristo dijo: “Dame de beber” (Jn. 4:7Vino una mujer de Samaria a sacar agua; y Jesús le dijo: Dame de beber.). Parece que la petición no fue cumplida.
Otros valientes vencieron leones y gigantes. ¿Podremos nosotros ofrecer victorias a nuestro Capitán?