En este capítulo comienza el diálogo de Dios con su pueblo y resaltan dos puntos:
1) Los había redimido y les había enviado a Moisés, Aarón y María (v. 4Porque yo te hice subir de la tierra de Egipto, y de la casa de servidumbre te redimí; y envié delante de ti a Moisés, a Aarón y a María.), pero ellos habían obedecido a Omri, Acab y podíamos aumentar a Jezabel (v. 16Porque los mandamientos de Omri se han guardado, y toda obra de la casa de Acab; y en los consejos de ellos anduvisteis, para que yo te pusiese en asolamiento, y tus moradores para burla. Llevaréis, por tanto, el oprobio de mi pueblo.). Los montes y los cimientos de la tierra fueron llamados como testigos de la bondad de Dios y la rebelión del pueblo (v. 2Oíd, montes, y fuertes cimientos de la tierra, el pleito de Jehová; porque Jehová tiene pleito con su pueblo, y altercará con Israel.).
2) El pueblo pregunta (vs. 6,76¿Con qué me presentaré ante Jehová, y adoraré al Dios Altísimo? ¿Me presentaré ante él con holocaustos, con becerros de un año? 7¿Se agradará Jehová de millares de carneros, o de diez mil arroyos de aceite? ¿Daré mi primogénito por mi rebelión, el fruto de mis entrañas por el pecado de mi alma?). Esta pregunta encierra la preocupación del hombre que ha inventado ritos y ceremonias para “apaciguar” a los dioses. Esto lo vemos en todas las razas y en todos los tiempos. El judío no es la excepción, pues veía en sus ofrendas y holocaustos sólo ritos para calmar la ira de Dios. El profeta levanta su voz en contestación (v. 8Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios.).
Dios no busca ritos ni ceremonias; busca vidas transformadas que hacen justicia, aman misericordia y se humillan ante él.
Las ofrendas y sacrificios estaban para el que pecara por yerro, ignorancia o debilidad; no para el que vivía una vida injusta (v. 11¿Daré por inocente al que tiene balanza falsa y bolsa de pesas engañosas?). Compare esto con 1 Juan 1:5-75Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él. 6Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad; 7pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado..