Diciembre 30

Santiago 4:1-17Ir a la Biblia en línea (sitio externo)

FE SUMISA

La primera parte del capítulo censura los desacuerdos que provienen del orgullo y la avaricia (vs. 1,21¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros? 2Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís.); la segunda, denuncia la confianza arrogante en nuestros planes y en nuestra capacidad para cumplirlos.

Volviendo al tema de la fe, vemos que ésta excluye el orgullo ya que pide sumisión (v. 7Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros.) y humildad (v. 10Humillaos delante del Señor, y él os exaltará.). La fe puede librarnos de estos peligros espirituales:

1. La codicia (vs. 1-31¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros? 2Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís. 3Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites.). Ésta es la raíz de la discordia en la iglesia y es causa de oraciones no contestadas.

2. La contemporización con el mundo (vs. 4,54¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios. 5¿O pensáis que la Escritura dice en vano: El Espíritu que él ha hecho morar en nosotros nos anhela celosamente? ). El lenguaje de estos versículos es muy fuerte, pero recordemos que Juan, el discípulo del amor, dice exactamente lo mismo (1 Jn. 2:15,1615No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. 16Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo.).

3. La crítica (vs. 11,1211Hermanos, no murmuréis los unos de los otros. El que murmura del hermano y juzga a su hermano, murmura de la ley y juzga a la ley; pero si tú juzgas a la ley, no eres hacedor de la ley, sino juez. 12Uno solo es el dador de la ley, que puede salvar y perder; pero tú, ¿quién eres para que juzgues a otro?). Ésta no sale de un corazón sumiso y humilde. Es necesario usurpar prerrogativas que sólo pertenecen a Dios para sentirnos con el derecho de criticar a nuestros hermanos (Ro. 14:10-1210Pero tú, ¿por qué juzgas a tu hermano? O tú también, ¿por qué menosprecias a tu hermano? Porque todos compareceremos ante el tribunal de Cristo. 11Porque escrito está: Vivo yo, dice el Señor, que ante mí se doblará toda rodilla, Y toda lengua confesará a Dios. 12De manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí.).

4. La conducta jactanciosa (vs. 13-1713¡Vamos ahora! los que decís: Hoy y mañana iremos a tal ciudad, y estaremos allá un año, y traficaremos, y ganaremos; 14cuando no sabéis lo que será mañana. Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece. 15En lugar de lo cual deberíais decir: Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello. 16Pero ahora os jactáis en vuestras soberbias. Toda jactancia semejante es mala; 17y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado.). Si recordamos la brevedad de la vida buscaremos la dirección de Dios y haremos planes a la luz de la eternidad, obedeciendo a Dios en todo lo que hagamos.

Esto es andar en fe.

“El Sembrador”
La Semilla es la Palabra de Dios
Apartado Postal 28,
94300, Orizaba, Ver., México.
xm.gro.rodarbmesle@rodarbmesle