Diciembre 6

Romanos 7:1-25Ir a la Biblia en línea (sitio externo)

VICTORIA

Tal debe ser el resultado de la lucha. Vimos que el creyente está muerto al pecado (6:11Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro.). Aquí vemos que también está muerto a la ley (v. 4Así también vosotros, hermanos míos, habéis muerto a la ley mediante el cuerpo de Cristo, para que seáis de otro, del que resucitó de los muertos, a fin de que llevemos fruto para Dios.), porque ésta no tiene poder sobre uno que está muerto. El hombre, en sus fuerzas, no puede guardar la ley, ni siquiera lo puede hacer después de ser cristiano. La ley siempre lo condenará por sus transgresiones.

Entonces, ¿para qué sirve la ley?

1. Por ella hay conciencia de pecado (5:20Pero la ley se introdujo para que el pecado abundase; mas cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia).

2. Por ella el pecado llega a ser “sobremanera pecaminoso” (v. 13¿Luego lo que es bueno, vino a ser muerte para mí? En ninguna manera; sino que el pecado, para mostrarse pecado, produjo en mí la muerte por medio de lo que es bueno, a fin de que por el mandamiento el pecado llegase a ser sobremanera pecaminoso.).

3. Ella es “nuestro ayo, para llevarnos a Cristo” (Gá. 3:24De manera que la ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe.).

Esta última verdad es muy evidente en este capítulo. Al luchar contra el pecado, el apóstol reconoce que el secreto de la victoria no está en sus esfuerzos, por eso no pregunta: ¿Cómo me libraré? sino: “¿Quién me librará?” (v. 24¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte?). Así como la vida eterna es “en Cristo Jesús Señor nuestro” (6:23Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.), de la misma manera lo es la victoria sobre el pecado: “Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro” (v. 25Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley del pecado.).

Por fe recibimos la vida y también la victoria sobre el pecado, sobre Satanás y sobre nuestra propia naturaleza pecaminosa.

“El Sembrador”
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