Octubre 21

Jeremías 21:1-14Ir a la Biblia en línea (sitio externo)

¿RENDIRSE ANTE EL ENEMIGO?

Cabe la pregunta: Rendirse, ¿no sería esto deshonroso para Dios y para su pueblo? No bajo estas condiciones.

Había dos opciones: quedarse en la ciudad y pelear, o rendirse ante el enemigo (v. 9El que quedare en esta ciudad morirá a espada, de hambre o de pestilencia; mas el que saliere y se pasare a los caldeos que os tienen sitiados, vivirá, y su vida le será por despojo.). En el primer caso lucharían en sus propias fuerzas contra Nabucodonosor y contra Dios (v. 4Así ha dicho Jehová Dios de Israel: He aquí yo vuelvo atrás las armas de guerra que están en vuestras manos, con que vosotros peleáis contra el rey de Babilonia; y a los caldeos que están fuera de la muralla y os tienen sitiados, yo los reuniré en medio de esta ciudad.), pues Dios mandaba al invasor como ejecutor de su castigo. Así que, al vencer Babilonia, éstos levantarían su cántico de triunfo en el que se burlarían del Dios de los hebreos a quien, según ellos, habían derrotado. La alternativa era entregarse. Esto demandaba declarar las causas de su rendición: habían desobedecido a Jehová y él los había abandonado. Además debían reconocer a Nabucodonosor como enviado de Dios para castigarlos. No podían, pues, los caldeos cantar en su ignorancia que habían derrotado a Jehová.

La instrucción de rendirse fue dolorosa para Jeremías y los políticos lo tildaron de traidor, pero es de sabios aceptar y someterse a disciplina. Aprendamos la lección.

“El Sembrador”
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