FEBRERO 16

Jonás 4:1-11Ir a la Biblia en línea (sitio externo)

JONÁS REPRENDIDO

Jonás, como profeta que era, sabía que Asiria sería el instrumento que Dios usaría para castigar a Israel. Su patriotismo le haría desear la destrucción de Nínive. Lejos de desear el arrepentimiento, quería que se cumpliese el castigo anunciado.

También estaba en juego su prestigio como profeta. Obedeció a Dios la segunda vez, pero estaba muy lejos de compartir el amor de Dios hacia el pecador. En vez de alegrarse por el arrepentimiento se enojó. ¡Cuántas sinrazones hay en un hombre enojado!

Cuando iba a morir en el mar, clamó a Dios pidiendo vida, pero ahora, en su petulancia, pide a Dios que le quite la vida (v. 3Ahora pues, oh Jehová, te ruego que me quites la vida; porque mejor me es la muerte que la vida.).

Cuando Dios le preparó la calabacera “se alegró grandemente” (v. 6Y preparó Jehová Dios una calabacera, la cual creció sobre Jonás para que hiciese sombra sobre su cabeza, y le librase de su malestar; y Jonás se alegró grandemente por la calabacera.); cuando Dios preparó un gusano y un recio viento solano, otra vez deseó morir (v. 8Y aconteció que al salir el sol, preparó Dios un recio viento solano, y el sol hirió a Jonás en la cabeza, y se desmayaba, y deseaba la muerte, diciendo: Mejor sería para mí la muerte que la vida.).

Un suceso insignificante puede alterar el gozo del creyente que no vive en comunión con su Señor. Hay creyentes que fácilmente se enojan y peor todavía, justifican su enojo en vez de buscar mostrar “la mansedumbre y ternura de Cristo” (2 Co. 10:1Yo Pablo os ruego por la mansedumbre y ternura de Cristo, yo que estando presente ciertamente soy humilde entre vosotros, mas ausente soy osado para con vosotros).

Hay creyentes que se preocupan más por su comodidad y su prestigio que por la salvación de las almas.

“El Sembrador”
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