MARZO 19

Lucas 18:1-17Ir a la Biblia en línea (sitio externo)

INSISTENCIA, HUMILDAD Y SENCILLEZ

Estas son las tres lecciones que aprendemos hoy respecto a la oración.

1. Insistencia. No es que a Dios, como en el caso de algunos humanos, le guste que le rueguen, sino que busca la plena convicción nuestra de que lo que pedimos lo necesitamos para bien. En contraste con el juez, Dios pronto hará justicia (v. 8Os digo que pronto les hará justicia. Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?).

2. Humildad. El fariseo “oraba consigo mismo” (v. 11El fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano), y lo hacía para que lo escucharan los hombres, no Dios. Eso es lo que consiguió, pues Dios no hizo nada por él. El publicano se escondía del ojo humano, pero derramaba su corazón delante de Dios e imploraba misericordia. Este sí fue oído y “descendió a su casa justificado” (v. 14Os digo que éste descendió a su casa justificado antes que el otro; porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla será enaltecido).

3. Sencillez. La diferencia entre un adulto y un niño no es tanto su fe sino su forma de razonar. El niño analiza a la persona con quien trata y, si la acepta, confía plenamente en ella. El adulto se fija en lo factible de lo que se le está prometiendo. Esto sucede al recibir el reino de Dios: unos creen en Dios; otros no creen que sea posible recibir lo que Dios ofrece. Los primeros entrarán, mientras que los segundos estarán cerca, pero afuera del reino.

Aprendamos, pues, a orar como Dios quiere que lo hagamos.

“El Sembrador”
La Semilla es la Palabra de Dios
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