Escogemos solamente los incidentes donde Pedro y el Señor conversan:
1. Antes de que Pedro fuera tentado.
Lucas añade al relato de los otros evangelistas: “Pero yo he rogado por ti” (v. 32pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos.). Lucas pone en sus relatos matices que hacen resaltar la ternura y el cariño del Hijo del Hombre. ¡Cuán confortante es saber que Dios no sólo sabe cuándo seremos tentados sino que se acuerda de nosotros durante la hora de la tentación! Recordemos, al ser zarandeados por Satanás, que el Hijo del Hombre ora por nosotros y que enviará el “oportuno socorro” (Heb. 4:15,1615Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. 16Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.).
2. Después de que Pedro fuera tentado.
Aquí también hay un dato que sólo Lucas señala: “Vuelto el Señor, miró a Pedro; y Pedro se acordó” (v. 61Entonces, vuelto el Señor, miró a Pedro; y Pedro se acordó de la palabra del Señor, que le había dicho: Antes que el gallo cante, me negarás tres veces.). Esta conversación fue en silencio, pero, ¡cuánto se dijo en esa mirada! La prueba apenas comenzaba, habiendo caído Pedro tan bajo, ¿sería suficiente su fe para creer que alcanzaría perdón? El Señor había orado, la mirada se lo recordó. La fe no faltó y más tarde vino la victoria.