MARZO 4

Lucas 9:18-36Ir a la Biblia en línea (sitio externo)

“A ÉL OÍD”

Cristo está con sus discípulos y les pregunta: “¿Quién dice la gente que soy yo?”, así como: “¿Y vosotros, quién decís que soy?”

La primera pregunta pide datos, la segunda, una opinión personal. Nos ocuparemos de esta última. Cristo la hace porque quería que estuvieran conscientes de que era Dios manifestado en carne (Mt. 16:16Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente) y que, por lo tanto, le debían obediencia total. Por eso el Señor puede invitarles a que le sigan, negándose a sí mismos y tomando su cruz (v. 23Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame).

Pero antes de invitarlos les explica lo que acontecería con él (v. 22y diciendo: Es necesario que el Hijo del Hombre padezca muchas cosas, y sea desechado por los ancianos, por los principales sacerdotes y por los escribas, y que sea muerto, y resucite al tercer día.). Quería que entendieran que a ellos les podría pasar lo mismo. En seguida les da un aliciente (v. 24Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, éste la salvará). En el monte de la transfiguración se oye la voz del Padre: “Este es mi Hijo amado; a él oíd” (v. 35Y vino una voz desde la nube, que decía: Este es mi Hijo amado; a él oíd). Esta es una orden que debemos obedecer.

Escuchemos la voz del Señor preguntando: ¿Quién dices que soy? Si decimos: Eres mi Señor y Salvador, oigamos también las palabras: Toma tu cruz cada día, y sígueme.

El Señor no sufrió en vano. Sufrió para dejarnos ejemplo y para que sigamos sus pisadas (1 P. 2:21Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas). No tengamos miedo de ser golpeados u ofendidos. Experimentemos el gozo del que padece aflicción por Cristo (1 P. 4:13sino gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo, para que también en la revelación de su gloria os gocéis con gran alegría). El llamado del Señor sigue en pie. ¿Qué contestaremos?

“El Sembrador”
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