A diferencia de otras cartas, ésta no comienza con salutaciones, deseos y oraciones. Ésta establece en sus primeras líneas la verdad doctrinal que explicará, defenderá y aplicará. La voz de Dios ha llegado al hombre por muchos medios que el escritor resume en tres: ángeles, profetas y sacerdotes, pero ahora Dios habla “por el Hijo”.
1. Su presentación (vs. 2,32en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo; 3el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas). Antes de demostrar que Cristo es mayor que los ángeles, Moisés (profeta) y Aarón (sacerdote), establece:
a) Lo que ES. Heredero de todo; creador del universo; resplandor e imagen de Dios; controlador y sustentador de la creación.
b) Lo que HIZO. La purificación de nuestros pecados en forma personal (“por sí mismo”); completa (“efectuado” tiempo pasado) y exhaustiva (“se sentó”).
2. Su superioridad (vs. 4-14Ir a la Biblia en línea (sitio externo)). En nuestra lectura de hoy se le compara con los ángeles en los cuatro puntos siguientes:
a) Su principio. Engendrado [sin estar esto en contraposición con el carácter eterno de Cristo (Jn. 1:18A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer.)], es contrastado con creados.
b) Su título. Rey, se contrasta con ministros o siervos.
c) Su posición. Sentado, se contrasta con enviados para servir.
d) Su nombre. Hijo, se contrasta con siervos. ¡Excelente nombre que ahora adoramos (v. 4hecho tanto superior a los ángeles, cuanto heredó más excelente nombre que ellos.)!