El “aquel día” (v. 1Aquel día se leyó en el libro de Moisés, oyéndolo el pueblo, y fue hallado escrito en él que los amonitas y moabitas no debían entrar jamás en la congregación de Dios), no se refiere a la dedicación del muro reseñada en el capítulo anterior sino al día del retorno de Nehemías a Jerusalén tras prolongada ausencia (vs. 6,76Mas a todo esto, yo no estaba en Jerusalén, porque en el año treinta y dos de Artajerjes rey de Babilonia fui al rey; y al cabo de algunos días pedí permiso al rey 7para volver a Jerusalén; y entonces supe del mal que había hecho Eliasib por consideración a Tobías, haciendo para él una cámara en los atrios de la casa de Dios.).
Hay indicios aquí del decaimiento espiritual que culmina en las condiciones descritas por Malaquías, cuyo libro leeremos próximamente.
Lo corregido en el último capítulo de Esdras tiene que volver a corregirse aquí. Hoy también es necesario desterrar los pecados reseñados en este pasaje. Es evidente que habían descuidado la lectura de la palabra de Dios durante la ausencia de Nehemías y cuando esto sucede el enemigo tiene acceso libre a nuestra vida.
La familia del sumo sacerdote había emparentado con Tobías y el enemigo estaba instalado en los “atrios de la casa de Dios” (v. 77para volver a Jerusalén; y entonces supe del mal que había hecho Eliasib por consideración a Tobías, haciendo para él una cámara en los atrios de la casa de Dios.). Si a nuestras vidas han entrado emisarios de Satanás, echémoslos fuera con todas sus cosas (vs. 8,98Y me dolió en gran manera; y arrojé todos los muebles de la casa de Tobías fuera de la cámara, 9y dije que limpiasen las cámaras, e hice volver allí los utensilios de la casa de Dios, las ofrendas y el incienso.).
La separación de lo malo y la obediencia a los preceptos divinos es indispensable si queremos comunión con Dios.
El Libro de Nehemías principia y concluye con oración.