Al hombre le gustaría saber cuándo, pero esto no le es revelado. Pensamos que si fuera así, entonces:
1. Podría planear su vida pensando: Cuando venga, me apuro y estaré listo para recibirle.
2. Podría, llevado por este pensamiento, caer en profundo sueño de desinterés y apatía.
3. Podría, peor aún, dedicarse al pecado pensando que tarda su Señor en regresar (vea Mt. 24:44-25:13Ir a la Biblia en línea (sitio externo)).
Dios no revela al hombre “los tiempos o las sazones” (v. 7Y les dijo: No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad), sólo revela si algo está o no en su voluntad. Esto lo hace, la mayoría de las veces (v. 8pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.):
1. Dando los recursos: “recibiréis poder”.
2. Dando la orden: “me seréis testigos”.
3. Dando instrucciones: “Jerusalén,... y hasta lo último de la tierra”.
En nuestro estudio de este libro haremos bien en notar todas las instrucciones del Señor, las metas y los medios para lograrlas, la vida de la comunidad cristiana y la clase de logros que su testimonio obtuvo. Todo esto ha de llevarnos a pensar mejor en cómo debemos permitir que el Señor continúe su obra en nosotros. Subrayemos hoy la ineludible responsabilidad de ser testigos (v. 8pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.).