Esteban también marca en su discurso cómo Dios cuidó: (a) A José, librándolo de sus tribulaciones y bendiciéndolo con gracia y sabiduría (v. 10y le libró de todas sus tribulaciones, y le dio gracia y sabiduría delante de Faraón rey de Egipto, el cual lo puso por gobernador sobre Egipto y sobre toda su casa.). (b) A Moisés, a través de sus padres, de la hija de Faraón y de un ángel (vs. 20,21,3020En aquel mismo tiempo nació Moisés, y fue agradable a Dios; y fue criado tres meses en casa de su padre. 21Pero siendo expuesto a la muerte, la hija de Faraón le recogió y le crió como a hijo suyo. 30Pasados cuarenta años, un ángel se le apareció en el desierto del monte Sinaí, en la llama de fuego de una zarza. ). (c) Al pueblo de Israel (v. 34Ciertamente he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he oído su gemido, y he descendido para librarlos. Ahora, pues, ven, te enviaré a Egipto.).
Pero notemos las particularidades de cada caso:
a) José. Se pudiera pensar que fue su justicia y obediencia que lo hicieron agradable delante de Dios, y que por eso disfrutó del cuidado divino.
b) Moisés. Se pudiera decir que fue su inocencia de niño (v. 20En aquel mismo tiempo nació Moisés, y fue agradable a Dios; y fue criado tres meses en casa de su padre) lo que agradó a Dios.
c) Israel. Notemos que aquí no había ni obediencia ni inocencia. Había rechazado al conducto que Dios había elegido para cuidarlos (v. 35A este Moisés, a quien habían rechazado, diciendo: ¿Quién te ha puesto por gobernante y juez?, a éste lo envió Dios como gobernante y libertador por mano del ángel que se le apareció en la zarza. ).
Si Dios decide cuidarnos es por su misericordia ejercida en soberanía. ¿No podía usar de la misma misericordia y soberanía si decide colmar de cuidados y bendiciones a otro pueblo? Esteban estaba preparando el camino para la advertencia final de Pablo (28:28Sabed, pues, que a los gentiles es enviada esta salvación de Dios; y ellos oirán.).
No entren en nosotros prejuicios, envidias y celos que nos cieguen para no entender la voluntad de Dios. Si Dios no perdonó a aquellos que son su pueblo Israel, ¿ha de perdonarnos a nosotros que no lo somos (Ro. 11:21Porque si Dios no perdonó a las ramas naturales, a ti tampoco te perdonará.)?