AGOSTO 27

Hechos 9:1-19Ir a la Biblia en línea (sitio externo)

“INSTRUMENTO ESCOGIDO”

La conversión de Saulo, una de las más dramáticas del Nuevo Testamento, nos enseña tres lecciones:

1. La oración del convertido. Las dos peticiones de Pablo son representativas de las que todo nuevo creyente debe hacer: “¿Quién eres, Señor?” (v. 5El dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón. ) y “¿Qué quieres que yo haga?” (v. 6El, temblando y temeroso, dijo: Señor, ¿qué quieres que yo haga? Y el Señor le dijo: Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer.). ¿Instruimos a todos sobre la necesidad de hacerlas desde el momento que se convierten al Señor?

2. El trabajo del siervo. No es tanto lo que hizo Ananías sino lo que tuvo que creer antes de hacerlo. Como humanos nos es difícil creer en el cambio drástico y dramático que es capaz de efectuar el poder del Espíritu Santo. Pero, como siervos de Dios, es indispensable que creamos en ese poder.

3. El poder del Espíritu Santo. Lo vemos en el corazón de dos personas: Saulo, que respiraba amenazas y muerte, se postra y ora (vs. 1,111Saulo, respirando aún amenazas y muerte contra los discípulos del Señor, vino al sumo sacerdote 11Y el Señor le dijo: Levántate, y ve a la calle que se llama Derecha, y busca en casa de Judas a uno llamado Saulo, de Tarso; porque he aquí, él ora) y Ananías, que sabía de las intenciones de Saulo, borra todo recuerdo de eso y acepta lo que Dios le dice (vs. 13-1613Entonces Ananías respondió: Señor, he oído de muchos acerca de este hombre, cuántos males ha hecho a tus santos en Jerusalén; 14y aun aquí tiene autoridad de los principales sacerdotes para prender a todos los que invocan tu nombre. 15El Señor le dijo: Ve, porque instrumento escogido me es éste, para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel; 16porque yo le mostraré cuánto le es necesario padecer por mi nombre). Esto fue necesario para extender con sinceridad la mano y decir: “Hermano Saulo” (v. 17Fue entonces Ananías y entró en la casa, y poniendo sobre él las manos, dijo: Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recibas la vista y seas lleno del Espíritu Santo.).

“El Sembrador”
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