AGOSTO 3

Job 35:1-16Ir a la Biblia en línea (sitio externo)

EL SILENCIO DE DIOS

En este capítulo Eliú encara un problema común a todos los hombres. El salmista lucha con él en varios salmos (ejemplo: Salmo 83Ir a la Biblia en línea (sitio externo)).

En la primera parte Eliú diserta sobre la majestad de Dios (vs. 1-7Ir a la Biblia en línea (sitio externo)). Dios está muy por encima del hombre y ni la maldad ni la rectitud de éste le afectan esencialmente. Pero esto no significa que Dios sea indiferente a la conducta humana. Su silencio no nos debe llevar a esta conclusión.

Eliú sugiere que Dios no responde al clamor de los desvalidos porque en éstos no hay ninguna inquietud espiritual. Su oración es como el grito instintivo de un animal irracional. Buscan el favor de Dios, pero no a Dios mismo. Buscan bienes, pero no comunión personal con su Creador. “Ninguno dice: ¿Dónde está Dios mi Hacedor,... que nos enseña más que a las bestias de la tierra...?” (vs. 10,1110 Y ninguno dice: ¿Dónde está Dios mi Hacedor, Que da cánticos en la noche, 11 Que nos enseña más que a las bestias de la tierra, Y nos hace sabios más que a las aves del cielo?).

¿Cuántas veces hemos invocado el nombre de Dios pidiendo socorro, sin el menor reconocimiento del vínculo que nos une a él? Es muy bueno el consejo del versículo 14¿Cuánto menos cuando dices que no haces caso de él? La causa está delante de él; por tanto, aguárdale.. En momentos de perplejidad ante el silencio de Dios, nosotros debemos guardar “silencio ante Jehová, y esperar en él” (Sal. 37:7Guarda silencio ante Jehová, y espera en él. No te alteres con motivo del que prospera en su camino, Por el hombre que hace maldades.).

“El Sembrador”
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