Ya han hablado los tres consoladores, así que en este discurso Job responde no sólo a Zofar, sino a todos. En respuestas previas, Job expuso su desilusión en sus amigos, los reprendió por su incomprensión y trató de argumentar con ellos. Aquí usa el sarcasmo: “Ciertamente vosotros sois el pueblo, y con vosotros morirá la sabiduría” (v. 2Ciertamente vosotros sois el pueblo, Y con vosotros morirá la sabiduría).
Ellos estaban a sus anchas, mientras que Job sufría y, aunque lo despreciaban, él era justo, perfecto y tan inteligente como ellos. Zofar había hablado de la grandeza de Dios y Job dice que lo que presentó como muestra de sabiduría era tan elemental que aun las bestias, las aves y los peces del mar lo podían declarar (vs. 7-97 Y en efecto, pregunta ahora a las bestias, y ellas te enseñarán; A las aves de los cielos, y ellas te lo mostrarán; 8 O habla a la tierra, y ella te enseñará; Los peces del mar te lo declararán también. 9 ¿Qué cosa de todas estas no entiende Que la mano de Jehová la hizo?).
Con más elocuencia y profundidad de pensamiento, Job discurre sobre el poder y la santidad de Dios (vs. 13-1613 Con Dios está la sabiduría y el poder; Suyo es el consejo y la inteligencia. 14 Si él derriba, no hay quien edifique; Encerrará al hombre, y no habrá quien le abra. 15 Si él detiene las aguas, todo se seca; Si las envía, destruyen la tierra. 16 Con él está el poder y la sabiduría; Suyo es el que yerra, y el que hace errar.). Todo lo que Job dice de Dios es cierto, pero presenta un cuadro desequilibrado. En su pesimismo y desesperación subraya el poder de Dios, pero pasa por alto su amor y misericordia.
Los atributos de Dios y el problema del sufrimiento no deben considerarse sin tomar en cuenta lo que ocurrió en la cruz del Calvario. Job no sabía mucho de esto, pero nosotros sí.