Después de rechazar las censuras injustificadas de Bildad, reconocer que había errado (v. 4Aun siendo verdad que yo haya errado, Sobre mí recaería mi error.) y recapacitar sobre sus aflicciones (vs. 9-20Ir a la Biblia en línea), Job reafirma su fe y revela conocimientos profundos acerca de Dios. Job da una afirmación inequívoca de la resurrección del cuerpo y de la glorificación de los santos a la luz de la vida de su Redentor (vs. 25-2725 Yo sé que mi Redentor vive, Y al fin se levantará sobre el polvo; 26 Y después de deshecha esta mi piel, En mi carne he de ver a Dios; 27 Al cual veré por mí mismo, Y mis ojos lo verán, y no otro, Aunque mi corazón desfallece dentro de mí.).
Un hombre tan desamparado y abatido se remonta con alas de fe desde las profundidades de desdicha a las alturas de esperanza al exclamar: “Yo sé que mi Redentor vive” (v. 2525 Yo sé que mi Redentor vive, Y al fin se levantará sobre el polvo;). Las chispas que iluminaron fugazmente sus noches de angustia ya son una llama que lo alienta. Su cuerpo atormentado y corrompido resucitará y será transformado. Con sus ojos vería el rostro de Dios.
Job quería que sus palabras fueran escritas en un libro o esculpidas con cincel en piedra y algo mejor aún es lo que pasó con ellas: vinieron a ser parte de la Biblia, la Palabra eterna de Dios. Quiera Dios que la esperanza de ver cara a cara al que nos amó y murió por nosotros, pero ahora vive, quede esculpida en nuestros corazones e impacte hoy nuestra conducta.