Hay consuelo para todo el que sufre calumnias e injusticias en las palabras del título (v. 10Mas él conoce mi camino; Me probará, y saldré como oro). Job manifiesta su deseo de llegar ante el tribunal de Dios (v. 3¡Quién me diera el saber dónde hallar a Dios! Yo iría hasta su silla.).
Es bueno que nos hagamos esta pregunta: ¿Anhelamos presentarnos ante el tribunal de Cristo (Ro. 14:10Pero tú, ¿por qué juzgas a tu hermano? O tú también, ¿por qué menosprecias a tu hermano? Porque todos compareceremos ante el tribunal de Cristo.; 2 Co. 5:10Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo.) o nos aterra la idea de rendir cuentas por todo lo que hemos hecho en nuestros cuerpos? Vivamos de tal manera que podamos anhelar la venida del que conoce todo lo relativo a nuestro camino. Job amaba la venida del Señor porque amaba la palabra de Dios más que su comida (vs. 11,1211 Mis pies han seguido sus pisadas; Guardé su camino, y no me aparté. 12 Del mandamiento de sus labios nunca me separé; Guardé las palabras de su boca más que mi comida.). El amor a la Biblia se expresa al obedecerla y guardarla. Esta última palabra significa esconder o almacenar. David hacía esto con lo dicho por Dios (Sal. 119:11En mi corazón he guardado tus dichos, Para no pecar contra ti.). Job acepta la voluntad de Dios reconociendo que Dios había determinado un plan para su vida (v. 14El, pues, acabará lo que ha determinado de mí; Y muchas cosas como estas hay en él.).
En la turbación, la fe de Job brilla y puede decir: “Me probará, y saldré como oro” (v. 10Mas él conoce mi camino; Me probará, y saldré como oro). Lo mismo podemos decir nosotros en nuestras tribulaciones si anhelamos la presencia del Señor, amamos su palabra y aceptamos su voluntad dejando que ella norme nuestra conducta.