Estamos llegando a la parte final de la controversia de Job, la más importante y la más interesante. Cesaron las palabras de los tres amigos de Job y aun las suyas. Ahora habla Eliú y luego Dios.
No se nos dice cuándo llegó Eliú. El resumen que hace nos puede indicar que oyó atentamente las palabras de sus mayores. Cuando los demás callaron ya no pudo contener la presión interna y habla con fuerza y amplitud (cinco capítulos).
Hay mucha controversia sobre Eliú. Unos lo consideran como un teólogo joven que cree saberlo todo, un filósofo engreído que no sabe lo que dice. Otros lo ven como un profeta enviado por Dios que prepara el corazón de Job para lo que más tarde escuchará de Dios mismo. Observaremos más adelante que Dios reprende a Elifaz, Bildad y Zofar y no pide que Eliú traiga holocaustos para que Job orara por él (42:7-97Y aconteció que después que habló Jehová estas palabras a Job, Jehová dijo a Elifaz temanita: Mi ira se encendió contra ti y tus dos compañeros; porque no habéis hablado de mí lo recto, como mi siervo Job. 8Ahora, pues, tomaos siete becerros y siete carneros, e id a mi siervo Job, y ofreced holocausto por vosotros, y mi siervo Job orará por vosotros; porque de cierto a él atenderé para no trataros afrentosamente, por cuanto no habéis hablado de mí con rectitud, como mi siervo Job. 9Fueron, pues, Elifaz temanita, Bildad suhita y Zofar naamatita, e hicieron como Jehová les dijo; y Jehová aceptó la oración de Job.). Por tanto nos inclinamos hacia la última opinión y al comentar sus palabras lo haremos con un buen concepto de él.
En esta lectura notamos que no hace acepción de personas y no sabe hablar lisonjas (vs. 21,2221 No haré ahora acepción de personas, Ni usaré con nadie de títulos lisonjeros. 22 Porque no sé hablar lisonjas; De otra manera, en breve mi Hacedor me consumiría.) y esto es algo que podemos imitar.