Las profecías de Dios tienen gran cantidad de detalles y es por éstos que podemos confiar que fue él y no el hombre quien las pronunció. Cualquier historiador pudiera aventurarse a decir que una nación que hoy es próspera, al pasar el tiempo quedará en ruina. Pero Dios no sólo predijo la destrucción de la nación sino el cambio morfológico de la región y la pérdida de importancia de la ruta comercial de la que Tiro formaba un eslabón. Esto aumenta la dificultad de su cumplimiento hablando en términos de probabilidades.
No es fácil concebir cambios tan contundentes: de una ciudad próspera a una costa donde tenderían sus redes los pescadores. Si añadimos a esto la secuencia de eventos narrados en la profecía, hemos de concluir que hallazgos arqueológicos con respecto a esta gran ciudad son una prueba más de la veracidad de la Biblia.
Amemos y leamos este gran Libro que Dios nos ha dado.
Como nota aparte cabe señalar el contraste de: “Dejarás de ser” (v. 21Te convertiré en espanto, y dejarás de ser; serás buscada, y nunca más serás hallada, dice Jehová el Señor.) pronunciado contra Tiro y lo pronunciado contra Judá, donde siempre hay un remanente.