INTRODUCCIÓN AL
QUINTO LIBRO DE LOS SALMOS

EL cuarto tomo de LA BUENA PARTE principia con el último Libro de los Salmos. Hemos hecho notar en años anteriores, que hay cierta correspondencia entre el Pentateuco escrito por Moisés y los cinco Libros de los Salmos.

Deuteronomio significa “segunda ley” y su contenido puede describirse como la constitución de la nación de Israel cuando existía como teocracia, una vez establecida en la tierra prometida. Presenta la ley como pacto de Dios con su pueblo y señala la responsabilidad de éste de cumplir con sus obligaciones.

Esto se refleja en los salmos que vamos a leer. Los temas a tratar son: la tierra y la ley; ambos están en el primer salmo que leeremos. Dios congregó a su pueblo “de las tierras” y les dio “ciudad habitable”; también les “envío su palabra” (Sal. 107:3,7,203 Y los ha congregado de las tierras, Del oriente y del occidente, Del norte y del sur. 7 Los dirigió por camino derecho, Para que viniesen a ciudad habitable. 20 Envió su palabra, y los sanó, Y los libró de su ruina.).

En esta sección encontramos el salmo más extenso, el 119Ir a la Biblia en línea (sitio externo), cuyo tema es que hay provisión amplia para todas las necesidades del hombre en la ley de Jehová.

El quinto libro termina con cinco salmos que principian y terminan con “Alabad a Jehová” – “Aleluya”. El volumen va en aumento pasando por “crescendo” y llega a “fortísimo” en el Salmo 150Ir a la Biblia en línea (sitio externo).

Lector: es el Señor quien nos ha dado herencia y nos ha dado su ley. Por tanto, merece nuestra devoción, gratitud y alabanza continua. Que la lectura de estos salmos nos ayude a conocer y a disfrutar nuestra herencia espiritual y a perfeccionar la práctica de la alabanza.

“El Sembrador”
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