MARZO 13

Juan 11:1-44Ir a la Biblia en línea (sitio externo)

“MIRAD CÓMO LE AMABA”

Queremos resaltar el amor del Señor que fue observado a partir de sus lágrimas, y lo haremos analizando los efectos del pecado que vemos en este pasaje:

1. En los discípulos. Aquí se manifiesta en su imposibilidad de entender lo que les decía su Maestro (vs. 11-1611Dicho esto, les dijo después: Nuestro amigo Lázaro duerme; mas voy para despertarle. 12Dijeron entonces sus discípulos: Señor, si duerme, sanará. 13Pero Jesús decía esto de la muerte de Lázaro; y ellos pensaron que hablaba del reposar del sueño. 14Entonces Jesús les dijo claramente: Lázaro ha muerto; 15y me alegro por vosotros, de no haber estado allí, para que creáis; mas vamos a él. 16Dijo entonces Tomás, llamado Dídimo, a sus condiscípulos: Vamos también nosotros, para que muramos con él.). El pecado es factor que retrasa el adelanto del discípulo. Cuidémonos de esto.

2. En Marta y María. Por el pecado entró la muerte y la muerte pasó a todos los hombres (Ro. 5:12Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron.). Cuando la muerte llegó al hogar de estos tres hermanos hubo luto y tristeza y no pudieron comprender la voluntad del Señor (vs. 21,3221Y Marta dijo a Jesús: Señor, si hubieses estado aquí, mi hermano no habría muerto. 32María, cuando llegó a donde estaba Jesús, al verle, se postró a sus pies, diciéndole: Señor, si hubieses estado aquí, no habría muerto mi hermano.). Las lágrimas en los ojos son efecto del pecado (v. 33Jesús entonces, al verla llorando, y a los judíos que la acompañaban, también llorando, se estremeció en espíritu y se conmovió), pero Dios ha de quitarlas de los ojos de los que creen (Ap. 21:4Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron.).

3. En los judíos. Aquí volvemos a notar que el Señor se conmovió (v. 38Jesús, profundamente conmovido otra vez, vino al sepulcro. Era una cueva, y tenía una piedra puesta encima.); pero no fue por las lágrimas, fue por las dudas que siembra el pecado, pues se preguntaban: “¿No podía éste?” (v. 37Y algunos de ellos dijeron: ¿No podía éste, que abrió los ojos al ciego, haber hecho también que Lázaro no muriera?). Lo indescifrable es que siendo el hombre un cerebro de piedra, un valle de lágrimas y un monte de dudas, aun así el Señor nos ama.

Para meditar: ¿Cuándo fue la última vez que intercedimos por un prójimo con las palabras: “He aquí el que amas está enfermo” (v. 3Enviaron, pues, las hermanas para decir a Jesús: Señor, he aquí el que amas está enfermo.)?

“El Sembrador”
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