MARZO 1

Juan 5:1-18Ir a la Biblia en línea (sitio externo)

MÉDICO Y ENFERMO

Veamos esta historia desde estos puntos de vista:

EL MÉDICO. (a) “Lo vio”, (b) “supo” y (c) “le dijo” (v. 6Cuando Jesús lo vio acostado, y supo que llevaba ya mucho tiempo así, le dijo: ¿Quieres ser sano?).

Estas tres acciones hablan de compasión, conocimiento y comunicación, tres virtudes del Médico Divino. Notemos también que la pregunta no fue: ¿Puedes...? sino: “¿Quieres...?”. El Señor conoce la condición del hombre y no hace preguntas vanas. Desea escuchar que el hombre quiere ser sano. Aunque parezca ilógico, hay muchos que no quieren ser sanos porque prefieren quedarse como están.

EL ENFERMO. (a) Confiesa: “No tengo quien” (v. 7Señor, le respondió el enfermo, no tengo quien me meta en el estanque cuando se agita el agua; y entre tanto que yo voy, otro desciende antes que yo.), demuestra que sabe la extensión de su problema. (b) Confía, pues responde al instante a la orden del Señor. (c) Razona: “El que me sanó... me dijo” (v. 11El les respondió: El que me sanó, él mismo me dijo: Toma tu lecho y anda.).

La voz de autoridad que provocó el cambio en su cuerpo, habría de obedecerse en los demás aspectos de su vida. Este es el detalle importante en la conversión del hombre. Se acepta el poder de Dios y su sabiduría en cuanto a la salvación, pero, ¿se da el mismo peso a toda otra orden de Dios?

En cuanto a nuestra vida diaria y nuestro servicio, ¿obedecemos en todo? Es de meditarse, ¿verdad?

“El Sembrador”
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