Esta es la oración más hermosa de la Biblia: porque el Señor Jesús la hizo y porque está pidiendo por usted y por mí. ¡Maravillosa verdad! ¿Qué pidió?
1. “Guárdalos... para que sean uno” (v. 11Y ya no estoy en el mundo; mas éstos están en el mundo, y yo voy a ti. Padre santo, a los que me has dado, guárdalos en tu nombre, para que sean uno, así como nosotros.). La base de esta unión es “tu nombre” y el ejemplo “nosotros”; el propósito “para que el mundo crea que tú me enviaste” (v. 21para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste.), y para que el mundo conozca “que los has amado a ellos como también a mí” (v. 23Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado.).
2. “Que los guardes... santifícalos” (vs. 15,1715No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal. 17Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad. 18Como tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo. ). La primera petición se refiere a nuestra relación los unos con los otros, relación visible ante el mundo. La segunda es nuestra relación con el pecado: que éste no nos toque (“guárdalos”), que nosotros no caigamos en él y que esté lejos de nuestros pensamientos y acciones (“santifícalos”).
3. “Quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo” (v. 24Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo, para que vean mi gloria que me has dado; porque me has amado desde antes de la fundación del mundo.). Esta petición se refiere a nuestro estado eterno con Cristo.
Algo para aprender. Muchos se quejan de que en esta o aquella iglesia “no hay amor”. Notemos que lo que produce amor es el conocimiento del nombre, es decir, la persona de Dios (v. 26Y les he dado a conocer tu nombre, y lo daré a conocer aún, para que el amor con que me has amado, esté en ellos, y yo en ellos.).