Al recordar la historia que leímos, pensemos en los Goliat que nos salen al encuentro hoy: circunstancias, deseos, pasiones que nos parecen invencibles y que nos hacen temblar. Notemos, primero, las características del enemigo:
1. Su tamaño. Humanamente hablando, su aspecto es formidable (v. 4Salió entonces del campamento de los filisteos un paladín, el cual se llamaba Goliat, de Gat, y tenía de altura seis codos y un palmo.), y el hombre se ve pequeño ante estos problemas.
2. Sus armas. Tanto las defensivas (vs. 5,65Y traía un casco de bronce en su cabeza, y llevaba una cota de malla; y era el peso de la cota cinco mil siclos de bronce. 6Sobre sus piernas traía grebas de bronce, y jabalina de bronce entre sus hombros.) como las ofensivas (vs. 6,7 6Sobre sus piernas traía grebas de bronce, y jabalina de bronce entre sus hombros. 7El asta de su lanza era como un rodillo de telar, y tenía el hierro de su lanza seiscientos siclos de hierro; e iba su escudero delante de él.) son superiores a las fuerzas del hombre.
3. Su desafío. Sus palabras altisonantes destilaban confianza en sí mismo y amedrentaban a todos los que las escuchaban.
Frente a enemigos como éste el corazón del hombre tiembla (v. 11Oyendo Saúl y todo Israel estas palabras del filisteo, se turbaron y tuvieron gran miedo.). Pero, en situaciones cuando nuestra fe es probada, además, puede haber entre los que debieran ser nuestros compañeros:
1. Cobardía (v. 24Y todos los varones de Israel que veían aquel hombre huían de su presencia, y tenían gran temor.). Esto puede ser contagioso.
2. Burla (v. 28Y oyéndole hablar Eliab su hermano mayor con aquellos hombres, se encendió en ira contra David y dijo: ¿Para qué has descendido acá? ¿y a quién has dejado aquellas pocas ovejas en el desierto? Yo conozco tu soberbia y la malicia de tu corazón, que para ver la batalla has venido.). Esto puede hacer que nos retiremos.
3. Desconfianza (v. 33Dijo Saúl a David: No podrás tú ir contra aquel filisteo, para pelear con él; porque tú eres muchacho, y él un hombre de guerra desde su juventud.). Esto puede mermar la valentía de muchos.
¿Qué hacer? Ciertamente Satanás mandará paladines como Goliat. Si pensamos como hombres, tendremos miedo; si buscamos ayuda en nuestros hermanos, desmayaremos. Aprendamos, pues, a poner nuestros ojos sólo en Jesús (Heb. 12:2puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.) y, vistiendo la armadura de Dios (Ef. 6:11Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo.), usemos lo único que tenemos para vencer: la fe (1 Jn. 5:4Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe.).