JUNIO 5

1 Samuel 12:1-25Ir a la Biblia en línea (sitio externo)

LA DESPEDIDA

Alguien ha dicho que en la obra del Señor no hay “jubilación”. Lo que leímos hoy lo confirma. Samuel les demuestra el pecado que han cometido dejando a Jehová y después pide que Dios demuestre lo grande de su ira y lo horrendo de su castigo. Terminado su discurso (la tormenta), viene el diálogo (la calma). Es en este diálogo que encontramos profundas lecciones. Sabía la diferencia entre profeta y rey: si un profeta guiaba, la voz de Dios estaría en sus labios; si un rey estuviera al frente, el gobierno se basaría en la fortaleza humana, pero, a la desastrosa elección del pueblo no añadió su retiro a la retaguardia, sabía que todavía necesitaban de él y promete ante Dios continuar en dos ministerios propios de su edad avanzada y sumamente importantes para el pueblo (v. 23Así que, lejos sea de mí que peque yo contra Jehová cesando de rogar por vosotros; antes os instruiré en el camino bueno y recto.):

a) La Oración. Los ojos del anciano captan más fácilmente el peligro, ¿qué hacer? Rogar a Dios para que brinde su protección.

b) La Instrucción. Conocimiento y experiencia son el sello de un buen maestro y ambos están al alcance del anciano.

Los que estamos llegando a una posición como la de Samuel, notemos: es un pecado no orar y no instruir en el camino del Señor (v. 23Así que, lejos sea de mí que peque yo contra Jehová cesando de rogar por vosotros; antes os instruiré en el camino bueno y recto.).

“El Sembrador”
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