Nuestra lectura de hoy estaría llena de cosas bellas si no fuera por unas palabras vanas que dijo Saúl como juramento (v. 24Pero los hombres de Israel fueron puestos en apuro aquel día; porque Saúl había juramentado al pueblo, diciendo: Cualquiera que coma pan antes de caer la noche, antes que haya tomado venganza de mis enemigos, sea maldito. Y todo el pueblo no había probado pan.). Leemos de:
1. La mano de Dios confundiendo el campamento de los enemigos y haciendo temblar la tierra (v. 15Y hubo pánico en el campamento y por el campo, y entre toda la gente de la guarnición; y los que habían ido a merodear, también ellos tuvieron pánico, y la tierra tembló; hubo, pues, gran consternación.).
2. Los desertores y los miedosos cobraron fuerzas (vs. 21,2221Y los hebreos que habían estado con los filisteos de tiempo atrás, y habían venido con ellos de los alrededores al campamento, se pusieron también del lado de los israelitas que estaban con Saúl y con Jonatán. 22Asimismo todos los israelitas que se habían escondido en el monte de Efraín, oyendo que los filisteos huían, también ellos los persiguieron en aquella batalla.).
3. Hubo una gran victoria (v. 23Así salvó Jehová a Israel aquel día. Y llegó la batalla hasta Bet-avén.).
4. Saúl edificó su primer altar a Dios (v. 35Y edificó Saúl altar a Jehová; este altar fue el primero que edificó a Jehová.).
5. Saúl aprendió su lección y consultó a Jehová antes de hacer planes para la batalla (v. 37Y Saúl consultó a Dios: ¿Descenderé tras los filisteos? ¿Los entregarás en mano de Israel? Mas Jehová no le dio respuesta aquel día.).
Sin embargo, un pequeño juramento, cambió todo. Primero, llevó al pueblo a su agotamiento (v. 29Respondió Jonatán: Mi padre ha turbado el país. Ved ahora cómo han sido aclarados mis ojos, por haber gustado un poco de esta miel.), y provocó un gran pecado en el campamento, pues por tener tanta hambre comían la carne, aparentemente cruda, y sin dejar que la sangre escurriera de ella (v. 32Y se lanzó el pueblo sobre el botín, y tomaron ovejas y vacas y becerros, y los degollaron en el suelo; y el pueblo los comió con sangre.). Pero esto es lo más triste: la victoria no llegó a ser total (v. 46Y Saúl dejó de seguir a los filisteos; y los filisteos se fueron a su lugar.). A causa de ese juramento Jonatán fue maldito, y porque había anatema Dios no contestó la oración (v. 37Y Saúl consultó a Dios: ¿Descenderé tras los filisteos? ¿Los entregarás en mano de Israel? Mas Jehová no le dio respuesta aquel día.).
Recordemos a Acán (Jos. 7:12Por esto los hijos de Israel no podrán hacer frente a sus enemigos, sino que delante de sus enemigos volverán la espalda, por cuanto han venido a ser anatema; ni estaré más con vosotros, si no destruyereis el anatema de en medio de vosotros.), y aunque Jonatán no fue castigado Saúl llevó sobre sí la maldición (v. 44Y Saúl respondió: Así me haga Dios y aun me añada, que sin duda morirás, Jonatán.) y fue una piedra más en la muralla que lo separaría completamente de Dios más adelante.
¡Cuidémonos de proferir palabras vanas!