Siete meses de zozobra habían pasado (6:1Estuvo el arca de Jehová en la tierra de los filisteos siete meses.), 30,000 hombres murieron el primer día (4:10Pelearon, pues, los filisteos, e Israel fue vencido, y huyeron cada cual a sus tiendas; y fue hecha muy grande mortandad, pues cayeron de Israel treinta mil hombres de a pie.) y 50,070 el último (6:19Entonces Dios hizo morir a los hombres de Bet-semes, porque habían mirado dentro del arca de Jehová; hizo morir del pueblo a cincuenta mil setenta hombres. Y lloró el pueblo, porque Jehová lo había herido con tan gran mortandad. ). La frase: “Toda la casa de Israel lamentaba en pos de Jehová” (v. 2Desde el día que llegó el arca a Quiriat-jearim pasaron muchos días, veinte años; y toda la casa de Israel lamentaba en pos de Jehová.) resume esos días.
Frente a las lágrimas de arrepentimiento, Samuel instruye: “Si de todo vuestro corazón os volvéis a Jehová, quitad los dioses ajenos...” (v. 3Habló Samuel a toda la casa de Israel, diciendo: Si de todo vuestro corazón os volvéis a Jehová, quitad los dioses ajenos y a Astarot de entre vosotros, y preparad vuestro corazón a Jehová, y sólo a él servid, y os librará de la mano de los filisteos.). El pueblo obedeció y los invita a Mizpa y allí confiesan sus pecados y Samuel ora por ellos (v. 6Y se reunieron en Mizpa, y sacaron agua, y la derramaron delante de Jehová, y ayunaron aquel día, y dijeron allí: Contra Jehová hemos pecado. Y juzgó Samuel a los hijos de Israel en Mizpa.). En esos momentos frente a Dios, viene la prueba. Es de dudarse que hubieran salido armados de sus casas para ir a Mizpa, estarían allí indefensos rodeados de sus enemigos (v. 7Cuando oyeron los filisteos que los hijos de Israel estaban reunidos en Mizpa, subieron los príncipes de los filisteos contra Israel; y al oír esto los hijos de Israel, tuvieron temor de los filisteos.). Tuvieron temor, pero no murmuraron como sus antepasados lo hicieron con Moisés, sino que dijeron: “No ceses de clamar por nosotros a Jehová” (v. 8Entonces dijeron los hijos de Israel a Samuel: No ceses de clamar por nosotros a Jehová nuestro Dios, para que nos guarde de la mano de los filisteos.) y mientras el sacerdote y el pueblo oraban, Dios luchaba por ellos y obtuvieron una gran victoria.
Hagamos un resumen de los pasos que los llevaron a la victoria:
1. Lágrimas de arrepentimiento.
2. Destrucción de los dioses ajenos.
3. Ayuno y confesión frente a Dios.
4. Sacrificio y oración.
5. Quietud y espera en Dios.
Busquemos si hemos pasado por estos cinco pasos para levantar nuestro “Eben-ezer”.