Transcurrieron treinta y ocho años entre este censo y el que está al principio del libro. Esta es una nueva generación de israelitas. Lo importante es constatar que se cumple al pie de la letra la sentencia divina pronunciada en el desierto después del informe de los doce espías (Nm. 14Ir a la Biblia en línea). Dios cumplió su palabra y la seguirá cumpliendo, tanto cuando ofrece bendiciones como cuando promete castigos. Sólo Caleb y Josué fueron incluidos en ambos censos.
A veces decimos que estos dos hombres son los únicos que salieron de Egipto, con más de veinte años, y que entraron a Canaán, pero esto no es cierto. Eleazar y Finees también entraron (Jos. 14:1Esto, pues, es lo que los hijos de Israel tomaron por heredad en la tierra de Canaán, lo cual les repartieron el sacerdote Eleazar, Josué hijo de Nun, y los cabezas de los padres de las tribus de los hijos de Israel.; 22:13 Y enviaron los hijos de Israel a los hijos de Rubén y a los hijos de Gad y a la media tribu de Manasés en tierra de Galaad, a Finees hijo del sacerdote Eleazar) y tal vez otros levitas. La sentencia fue contra las otras tribus. La de Leví no mandó espías a la tierra de Canaán ni se identificó con los que querían regresar a Egipto.
Al leer de la repartición de la tierra recordemos y agradezcamos nuestra herencia espiritual y los dones que nos reparte el Espíritu “repartiendo a cada uno en particular como él quiere” (1 Co. 12:11Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere.).