El hombre busca títulos, el Espíritu habla de ministerios y el Señor ofrece responsabilidades. No entender esto es la base de muchos de los problemas dentro de las iglesias.
El que busca un ministerio en el Señor, debe aprender tres verdades, y son las siguientes:
1. La grey a mi cuidado es de Dios (v. 2Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto). Se repite la idea de que somos administradores y que hemos de responder por el bienestar y el adelanto de los fieles que Dios ha permitido estén bajo nuestro cuidado.
2. He de poner especial atención al resultado del ejemplo que doy (v. 3no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey.). Cristo, Pastor y Obispo de nuestras almas, nos dejó ejemplo (2:21,2521Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas 25Porque vosotros erais como ovejas descarriadas, pero ahora habéis vuelto al Pastor y Obispo de vuestras almas.); yo he de seguir su ejemplo dejando también ejemplo para que sigan mis pisadas.
3. La sumisión encomendada está en dos sentidos: jóvenes, ancianos y unos a otros (v. 5Igualmente, jóvenes, estad sujetos a los ancianos; y todos, sumisos unos a otros, revestíos de humildad; porque: Dios resiste a los soberbios, Y da gracia a los humildes.). Esto concuerda con el cuadro de que somos un cuerpo donde sólo Cristo es la cabeza y nosotros, como miembros, hemos de trabajar unidos.
Termina el apóstol dando amonestaciones generales y haciendo una oración. La amonestación confirma lo que decíamos en otro comentario: de la carne se huye, a Satanás se le resiste (v. 9al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo.).